Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
Canto del guerrero, de José Francisco Conde Ortega es una larga silva cuidadosamente construida. Sus novecientos versos están simétricamente distribuidos en tres cantos; cada triada se conforma por tres liras. Así cada uno de los cantos tiene su propia disposición estrófica de los endecasílabos y los heptasílabos. Des este modo, el ritmo del conjunto se sostiene sin monotonía. Es la apuesta del poeta para contar una historia. Y para señalar los rigores del tiempo y las vicisitudes de una geografía entrañables.