Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Antonio Negrín, trece años, se da un tiro en el salón de clases. Nadie puede explicar su inmolación. Alejandra Llure, madre del muchacho y directora del museo regional de Orizaba, acude al agente Max Retana en un intento de esclarecer el caso. La clave podría estar en una jovencita que entra en éxtasis para transformarse en la mismísima Frida Kahlo. Entonces la novela viaja a los años trágicos que sobrellevó la prodigiosa pintora mexicana, a los ladrones de arte que violan sacristías y mansiones donde se atesoran cuadros de perturbadora obscenidad, y al régimen que siembra el país de asesinatos necesarios. Al avanzar en su investigación, el detective enfrentará escenarios inauditos: amores ilícitos, la sombra de perversión que asoma en los confesionarios y el hallazgo de una pintura que será el santo grial de la plástica mexicana.