Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
¿Qué llevó a algunos periódicos a atribuir el asesinato de 77 personas en Noruega a extremistas islámicos hasta que quedó claro que había sido perpetrado por un terrorista derechista compatriota de las víctimas? ¿Por qué Suiza, un país en el que solamente existen cuatro minaretes, aprobó en referéndum la prohibición de tales elementos arquitectónicos? ¿Cómo es posible que una simple propuesta de construcción de un centro cultural musulmán en el sur de Manhattan haya suscitado un enardecido debate de costa a costa de Estados Unidos? En La nueva intolerancia religiosa, Martha C. Nussbaum examina estos fenómenos y descubre el miedo que se oculta tras todas esas reacciones. Inspirándose en la filosofía, la historia y la literatura, la autora nos muestra el camino hacia una sociedad más equitativa, imaginativa y libre.
Según Nussbaum, para vencer la intolerancia se necesita la aplicación constante y coherente de unos principios universales de respeto a la conciencia. Por otra parte, nos exhorta a que aceptemos la libertad religiosa para todos, y a que concedamos a otras personas aquello que exigimos para nosotros mismos. Nos anima a ampliar nuestra capacidad de empatía mediante el cultivo de nuestra curiosidad; la búsqueda de amistades que trasciendan las líneas de separación religiosa y la aplicación de una ética sistemática de la dignidad y la civismo. Con esta actitud de respeto y comprensión, sostiene Nussbaum, podemos superar la política del miedo y apuntar hacia un futuro más abierto e incluyente.