Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Vicente Riva Palacio se dio a conocer como escritor cuando presentó las obras de teatro contenidas en este volumen, escritas al alimón con Juan A. Mateos. Si en toras épocas se celebraba el descubrimiento de un poeta o un santo, en los tiempos modernos la revelación de un humorista auténtico es lo más digno de celebrarse. Porque Francia, que entonces estaba a punto de invadirnos, podía tener más buques y cañones, pero "no podía librarse de los yambos" de Riva Palacio y compañía, como tampoco los mochos y los partidarios de la intervención.Generalmente la dramaturgia de Riva Palacio se ha considerado como algo arqueológico, que ya no tiene lugar en nuestra época. El prólogo de Eduardo Contreras Soto, destacado representante de la nueva generación de críticos de teatro, demuestra que tal aserción es falsa, pues varias comedias de Riva Palacio están esperando una puesta de escena que seguramente hoy en día seguirá haciendo reír al público.