Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Este es un manual sobre eyaculación femenina (no confundir con el orgasmo), un tema tabú del que prácticamente no se habla ni existe información disponible. Así que Diana Torres se ha dado a la tarea de abordarlo de frente, pues: Tenemos la lengua rota, infectada por el maldito tabú del sexo, y la única manera de sanar esa enfermedad es hablando. Pucha potens es el resultado de la investigación que Torres emprendió hace quince años sobre su propio cuerpo, cuyos resultados se han esparcido en una multiplicidad de talleres que, gracias al intercambio de experiencias entre sus participantes, han ayudado a muchas mujeres a descubrir y gozar su propia capacidad para la eyaculación.
Escrito con una prosa socarrona, llena de experiencias en primera persona a partir de la experiencia de la autora con sus chorros y la incomprensión que suscitaban, mezcladas con referencias científicas, documentales y testimoniales, Pucha potens dinamita las mentiras que sobre sexualidad y cuerpo nos contaron en la casa, en la escuela, en la iglesia, en los libros, en los consultorios. Es la narración de la lucha de su autora por desmontar una mitología falocéntrica que durante siglos ha negado a la mujer el derecho al placer y a ser dueña de sí misma, poniéndola más bien al servicio y disfrute del hombre. Es por eso también un manifiesto político, un vigoroso y necesario grito de guerra en contra de lo establecido, de todo aquello que damos por sentado, desde el binarismo de género hasta los modelos del hacer sexual impuestos por el porno, pasando por el Punto G y las concepciones de la mujer gozosa como puta o guarra. Una lectura, en suma, de la que nadie saldrá siendo la persona.