Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En la década de los setenta, por la calle de Constitución, en el pueblo de San Sebastián, fuera de la Ciudad de México, un grupo de cuatro jóvenes, en condiciones de desigualdad y marginación (en una época que estaban ya consolidadas las grandes ciudades como polos de desarrollo y de crecimiento, mientras que las zonas que existían a los alrededores lo estaban haciendo por su parte como zonas periféricas marginadas económica y socialmente), que sólo eran ubicados por la gente por ser unos simples ladrones, deciden robar la Virgen de Guadalupe de la basílica, para pedir un accesible rescate de cinco pesos por persona. De esta manera el grupo de amigos conformado por el Pifas, Revlón, el Trompas y el Caguamo, realizarán un acontecimiento que paralice y conmocione a la sociedad mexicana. En este cuento, Ignacio Betancourt pretende hacer reflexionar al lector sobre las implicaciones de la tradición y de cómo éstas rigen todavía gran parte de la vida cotidiana.