El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Esta historia capta la sencillez, la espontaneidad y la libertad de una infancia idílica, mientras que la ilustración de Freya Blackwood captura la luz e incluso el olor y la sensación de un día de verano perfecto.