Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Villoro visita a su Satánica Majestad Mick Lagger, viaja con Salman Rushdie a Tequila, sigue a la caravana zapatista en su ruta al DF, recupera la historia de amor de Fitzgerald y su esposa Zelda, dialoga con Bono, Peter Gabriel, Yoko Ono y Martin Amis. Las situaciones y los personajes célebres alternan con textos más personales: el autor recuerda a su padre durante el movimiento estudiantil del 68, descubre los recónditos placeres de la computadora Apple, evoca las enseñanzas de su maestro Augusto Monterroso y emprende una arriesgada fenomenología del chile. La crónica es una cacería frecuentemente determinada por el azar. El expedicionario que sale en pos de un león se topa con el inesperado ornitorrinco. En su versátil recorrido, Villoro retrata a un grupo que no siempre cabe en la misma foto cien millones de mexicanos, y traza la geografía humana de algunas emblemáticas regiones de nuestro tiempo el Berlín anterior y posterior al Muro, La Habana de todas las luces y todas las carencias, Tijuana, la frontera más cruzada del mundo, y el parque temático por antonomasia, el reino gobernado por un ratón de fieltro, la plástica utopía de Disney World. De acuerdo con Juan Villoro los cronistas memorables son como los grandes del jazz: improvisan la eternidad. Safari accidental es un excepcional viaje en pos de esas eternidades.