Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
¡Qué esplendoroso mediodía era aquél! El Tíber no era ya amarillo sino azul. Había un rubor en los viejos puentes que los volvía frescos y fuertes nuevamente. El Panteón, con su majestuoso frente, todo arrugado y lleno de surcos como una vieja cara, ostentaba luz estival en sus batidas paredes.