Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
A la edad de siete años, la pequeña Sofía se pierde entre la gente en medio de una vehemente discusión de sus padres y del desplazamiento atropellado de los gitanos. Aunque el destino le brinda otros padres entrañables y un mundo nuevo, también la enfrenta a muchas situaciones dolorosas y a la prepotencia patriarcal de René, un marido que la encierra y la priva de su libertad. Protegida por seres dotados de una sabiduría milenaria, la sangre y la rebeldía gitanas de Sofía se imponen a través de rituales y ceremonias antiguas, que la conducen hacia su verdadero origen y a dar, porfin, con el amor de su vida. Sofía de los presagios nos permite adentrarnos en el mundo mágico de una de las grandes narradoras de nuestro tiempo. Como ya hiciera en La mujer habitada, Gioconda Belli dibuja un personaje femenino fascinante, guiado por su instinto natural, que se perfila como el epicentro de un universo literario cargado de sensualidad, erotismo y feminidad.