Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Las universidades y los distintos poderes municipio, iglesia, imperio o monarquías- convivieron en las épocas medieval y moderna. La fragmentación del poder en la Edad Media hizo que cada uno de estos poderes se relacionara de manera diferente con las universidades. A veces, los municipios financiaron los Estudios Generales, como en Bolonia o Valencia. En otras ocasiones, el papado concedió privilegios y cedió rentas eclesiásticas como en París o Salamanca. El imperio también concedió privilegios como en el caso de Bolonia, e intentó fundar alguna universidad imperial, pero con pocos resultados. Las universidades, gremios de estudiantes o profesores, negociaron y construyeron espacios de libertad.
En la Edad moderna las monarquías se hicieron poderosas y para administrar sus reinos construyeron burocracias con personal cada vez más preparado. Aumentaron las oportunidades de empleo y colocación para los universitarios. Creció la demanda de graduados, de estudiantes y de universidades.
En España, la monarquía se convirtió en imperio. La corona incorporó a numerosos graduados en sus consejos y audiencias. Autorizo y dio apoyo material a varias universidades. En contrapartida, los monarcas intervinieron en sus asuntos académicos e institucionales. Las antiguas libertades universitarias se vieron restringidas. Este libro da cuenta de todo ello en las universidades de Salamanca, México y Valencia, a lo largo de los siglos XVI al XVIII.