Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Richard Strauss vivió durante dos de los periodos más fascinantes de la historia moderna de Alemania. vio cómo aparecía y desaparecía todo un imperio, sobrevivió a dos guerras mundiales, fue testifo del nacimiento y la caída de la República de Weimar, soportó el Nacional Socialismo y murió el año en que Alemania se dividía oficialmente en dos estados independientes. Y mientras todo esto ocurría, disfrutó de un enorme éxito en su carrera profesional como compositor, como director de orquesta de nivel internacional, como organizador de los derechos de autor de los compositores y como colega y colaborador de algunos de los más importantes compositores, escritores y artistas de su tiempo.