Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En plena década de los conmemoraciones bicentenarias en torno de los procesos de independencia de las naciones iberoamericanos y de los inicios de la etapa constitucionalista, es relevante considerar el etapa de las reformas borbónicas, ya que sin este precedente se suele distorsionar y extrapolar lo acontecido. El núcleo de las reformas borbónicas lo constituyó la introducción del régimen de intendencias y subdelegaciones en las posesiones ultramarinas de la monarquía hispana.