Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
México es un país de geografía tumultuos, de montañas que aíslan y generan diversas culturas. Hubo al menos diez o quince sobresalientes dotadas de un genio propio. Quedan veinte mil sitios arqueológicos, y seis millones de indios que hablan cincuenta lenguas tan apartadas entre sí como el chino del español. Dediqué veinte años de estudio de los indios y escribí cinco libros voluminosos, parte de ellos traducidos a varios idiomas. Son muy pocos los que pueden leerlos completos y decidimos hacer la presente antología. Se trató de viajar en pequeños aviones y de asistir a ceremonias y rituales aracaicos sobre todo en regiones muy apartadas y de difícil acceso. Son viajes portentosos que abarcan desde el siglo XIV al siglo XX, un fenómeno que tal vez no se da en otras naciones. ¿Qué me enseñaron los in dios? Me enseñaron a no creerme importante, a tratar de llevar una conducta impecable, a considerar sagrados animales, plantas, mares y cielos, a saber en qué consiste la democracia y el respeto debido a la dignidad humana. También a pasar de lo cotidiano a lo sagrado, a liberarnos de las culpas relegadas al inconsciente por medio de una catarsis capaz de dar la muerte a los extranjeros privados de la guía del chaman y ¿qué otra cosa es un chamán sino el maestro del éxtasis? El éxtasis consiste en sentirse un átomo pensante, fundido en el tiempo y en el espacio eterno del Universo. Esas fueron sus enseñanzas, pero temo no haber sabido aprovecharlas. Espero que esta experiencia trascedente pueda interesar a lectores de otros países donde domina la razón y no una cultura mágica religiosa. México no es un México sino muchos Méxicos, de aquí su misterio y su extraña complejidad.