Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Teñido de la ironía y de la peculiar visión del mundo propias de Mark Twain (1835-1910), Los diarios de Adán y Eva es un breve y delicioso librito que reúne dos obras afines que ahondan en el eterno contraste entre hombre y mujer, en sus distintas sensibilidades, en sus maneras de enfrentarse a la vida y de manejarla. Aunque atados, inevitablemente, a ciertos estereotipos, bajo los textos late, asimismo, una manifiesta corriente de ternura. Y es que, si es muy plausible que Twain escribiera el Diario de Eva (1905) a modo de póstuma declaración de amor a su mujer Olivia Langdon, también lo es que modificara en consecuencia, como sugiere su colofón, el anterior Diario de Adán (1892).
Edición ilustrada