¿Te imaginas perderte en un estacionamiento subterráneo? En este cuento se puede apreciar lo angustiante que resultó esa extraña experiencia para Manolo, a quién su madre le encomendó quedarse en el coche mientras ella hacía unas compras. Pero Manolo tenía cincuenta pesos, muchas ganas de pasear por las tiendas y 15 minutos antes de que su madre volviera ¿qué podía salir mal?