Borges casi ciego descifrando Divina Comedia en el autobús, Ulises lima declamando versos de los estridentistas mexicanos en un café del centro histórico, el insufrible Dante C. de la Estrella imponiendo a unos auditores indiferentes la descripción de su amor por Gogol. ¿Acaso tienen algo en común estos lectores aparte del deseo de adentrarse en los mundos ajenos de los libros? Fascinados por el enigma de la lectura y de la infinita variedad de los lectores, Bolaño, Piglia y Pitol lo abordaron desde la ficción y desde el ensayo a modo de una aventura sin final. Para ellos la experiencia literaria es un camino (a veces el único) que se abre al porvenir. Más allá de la experiencia del mundo de las letras y de sus conflictos triviales, se trata de la fábrica solitaria, marginal y muchas veces disidente de otros mundos posibles. Explorar las figuras del lector que se pasean en las obras de estos tres latinoamericanos es como intentar descifrar entre líneas las fórmulas mágicas responsables de la pasión por la literatura.