Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Pasando a ser artista y no simple artesano, conquistando la autonomía para su oficio, el pintor dl Renacimiento se fue alejando de la mera decoración de superficies impuestas para asumir una nueva responsabilidad: crear su propio espacio pictórico. A esta tarea se entregó, con extraordianrio éxito, Caravaggio.