El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
El cuento es ese lugar donde se vuelven posibles los deseos misteriosos y sensuales de un escritor. En esta antología personal, Mónica Lavín hace un inventario de todas esas historias que nacieron a la par de una novela, en medio de una conversación, con la intención de suspender por un instante la vida para acercarse mejor y observar con cuidado a esos seres que tienen el corazón roto o llevan su soledad a cuestas. El día a día se vuelve tedioso, pero al mismo tiempo posee una cálida extrañeza que se torna familiar para el lector de estos relatos, tan llenos de emociones que se leen casi a escondidas de uno mismo para revelar con sigilo los deseos del corazón humano. El cuento debe punzar, debe tener esa malicia de ojo morado, ese ha sido el impulso que ha motivado a Mónica Lavín a revelar una de sus facetas más enigmáticas, aquella que no teme al afecto y al poder de las palabras.