Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Algunos años antes de morir, Jaime Torres Bodet (ciudad de México, 1902) cuestionaba el lugar común que sobre su figura de funcionario había disparado Salvador Novo: "¿Fue biografía siempre mi existencia?" Esta pregunta en verso abría un paréntesis de silencio (poético y vital) que el poeta de Fervor (1918) cerró el 13 de mayo de 1974.El estudio en torno a las tareas públicas de Torres Bodet no han coincidido con la revisión de uno de los procesos más vertiginosos y complejos de la crítica adversa. Los mecanismos de ese montaje valorativo e historiográfico son tan inquietantes como las decisiones del autor cuando, en calidad de antólogo o memorialista, releyó su obra. "Otra causa de la persistente recepción negativa de Torres Bodet -afirma Gustavo Jiménez Aguirre en el prólogo de este volumen- se remonta al autorreciclamiento, a mediados de los sesenta, de sus propuestas sobre el comrpomiso, la libertad y el deber del escritor al término de la segunda guerra mundial."