Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En la Sala de Arte Público Siqueiros, durante el 2008 y 2009, se querían desarrollar proyectos que involucraran, de alguna manera, la noción de arte y espacio público; no necesariamente desde el enfoque ideológico, pero que mantuvieran vigente ese tema como un problema relevante para la producción creativa. Jorge Reynoso Pohlenz y su equipo ampliaron el espectro de artistas y proyectos que se sumaron en esos años a la programación del recinto. Así, exposiciones como La confabulación del cenicero de Mónica Espinosa y Alfredo Mendoza o Metal-Puebla de Zaragoza de Juan Pablo Macías, encontraron en la Sala de Arte una veta que hoy en dái sigue contribuyendo a la difusión del arte contemporáneo de la ciudad de México. Este catálogo deja ver cómo la programación de un museo, grande o pequeño, resulta de una combinación, no siempre homogéna, de lo premeditado y lo coyuntural, de oportunidades aprovechadas y de circunstancias imprevistas.