Marc Slonim proporciona una admiorable introducción pqara los que se inician por los caminos de la novela, el cuento, el teato y la poesÃa rusos y un recordatorio vivificante para los viejos entusiastas de la gran riqueza de esta literatura y de sus más altos representantes.
Con la certeza de que la casualidad de nuestros pasos teje una férrea historia de palabras, Aline Davidoff ha creado en los cuentos de Sólo un cerro una visión tan sutil como precisa del impulso nómada y de las cavilaciones de la conciencia judía en la segunda mitad del siglo XX. En dilatadas conversaciones o en pensamientos instantáneos descubrimos cómo el destino de nuestros actos es la memoria y cómo, en ese resultado, se dibujan y coagulan el rostro de los seres que amamos y el nuestro propio.