El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Lillian Hellman realiza a través del personaje de Sarah Cameron una evocación de su cómplice literario, Dashiell Hammett. Para muchos, este texto adopta la forma de una confesión cifrada. Pero lo cierto es que los límites entre realidad y ficción son difíciles de determinar.