Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
El nombre de San Agustín (354-430) ha pasado a la historia de la literatura como creador de un género original, el de la autobiografía espiritual, de larga tradición con posterioridad en Occidente. Las " Confesiones " relatan la peregrinación de un hombre hacia Dios, un itinerario tortuoso y atormentado, que se inicia en su infancia y se cierra en el año 387, fecha de su conversión al cristianismo. Para San Agustín, el origen de los bienes y males del hombre, el centro del combate que se libra en cada uno de nosotros, está en la conciencia y es profundizando en ella como se puede encontrar una vía de trascendencia hacia la realidad suprema en que se encuentra la verdad, el amor y la belleza.