Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Alejada de las disputas ideológicas que dominaron el debate público a finales del siglo pasado, la historiografía ha puesto nuevamente su mirada en la izquierda en sus distintas vertientes. Al lado de la historia de las organizaciones y de las diferentes etapas de su estrategia y acción, ahora se suman la exploración de la cultura, las artes, las publicaciones y los intelectuales. Dentro de esta perspectiva se inscribe esta nueva aproximación al comunismo en nuestro país, que busca dar a conocer las distintas dimensiones de la práctica comunista, destacando su papel en la configuración del México contemporáneo y el vínculo con los procesos internacionales. Con este propósito se ha convocado a especialistas en cada uno de los temas a tratar, de diferentes generaciones y países, para ofrecer un cuadro amplio de lo que fue el comunismo mexicano en el siglo XX.