La sencillez de la voz que habla es estos poemas es proporcional a la terrible contundencia de lo que dicen. Guerra, violencia y muerte son temas desafiantes para la poesía, que debe servirles de modestísimo molde para que alcancen su expresión mejor. Xhevdet Bajraj la sabe bien: ha servido como sobria caja de resonancia de los trágicos acontecimientos ocurridos en Kosovo a finales de los años noventa. La sustancia de la que están hechos sus poemas obliga a verlos como testimonio del horro, de la ignominia, del vacío. Pero no el horror, ni la ignominia, ni el vacío convencionales. Los poemas de el tamaño del dolor tienen que leerse con otra mirada.
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