¿Qué hace una reportera de cultura viajando ocho horas sobre una mula en la sierra bajacaliforniana, caminando en pastizales de Veracruz para llegar a sitios inexplorados o aislada durante una semana en el corazón de la selva campechana?: buscar respuestas a sus obsesiones y abrir brecha en un tipo de trabajo documental que goza de ejércitos de simpatizantes en la academia y en el mundo del turismo de aventura, pero que es poco atendido por la prensa cultural.María Elena Matadamas realizó una investigación periodística in situ, con el propósito de explorar 14 zonas arqueológicas -cuevas de la Sierra de San Francisco (B.C. Sur); Filobobos (Ver.); Xochitécatl (Tlax.); Cantona (Pue.); Calakmul (límites de Camp. y Q.R.); Monte Albán (Oax.); Teotihuacan (Edo. de Méx.); Chichén Itzá y Dzibilchaltún (Yuc.); Toniná (Chis.); Paquimé (Chih.); Xochicalco (Mor.); Dzinbanché, Kinichná y Kohunlich (Q.R.)- de la república mexicana que reclamaban atención urgente para ofrecernos una visión más clara de cómo funcionaron las ciudades cuyos restos han sobrevivido a la expansión y al desarrollo de los asentamientos modernos, a la depredación humana, a la incuria de algunos gobernantes y a la voracidad de fraccionadores que ponen a disposición de nuevos inversionistas los terrenos que resguardan en el subsuelo nuestro rico pasado histórico.Todos los textos que integran el presente libro fueron editados, de allí que no se trate de un texto único, sino de un conjunto de reportes periodísticos que abren con un panorama general y concluyen con noticias de lo que sucedió años después con los sitios intervenidos.