Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La obra completa consta de dos tomos, se lee en unas veinte horas. El hecho de que estos volúmenes se vendan por separado y de que el segundo sea mucho más extenso que el primero se debe a una división por temas, útil para el lector que -por lo reducido de su tiempo disponible, recursos o particularmente interés- demanda informaciones parciales.El autor sugiere la lectura de primeros cuatro capítulos para estudiar las relaciones entre naturaleza y cultura; Los dos últimos capítulos del primer tomo para los interesados en los fines de los objetos de diseño en general, la tecnilia, la semiótica, la recreación y la estética. El autor considera imprescindibles para los estudiosos de la arquitectura los temas de estos mismos dos capítulos más el segundo volumen completo; de manera particular los capítulos VIII a X para sus aspectos tecnílicos y desde el XI lo referente a la apariencia arquitectónica.