Más allá de su función práctica, que la modernidad llamó higiénica, la peluquería juega un papel juega un papel delicado, complejo y decisivo: fijar y sostener nuestra identidad -al menos, una apariencia de identidad. Sus salas llenas de espejos , fijos y móviles, la destreza del maestro en el manejo de instrumentos tan letales como los de un cirujano, la oposición de texturas, aromas y temperaturas como las del jabón y el acero, el alcohol y el vapor de la cafetera donde se calientan y humedecen las toallas, el significado de los cortes, la tenacidad y el carácter elusivo de nustra vanidad, hacen de la peluquería -como local y como oficio-, una fascinante encrucijada entre el yo y lo que los demás ven en él, entre el cuerpo y los ideales, siempre cambiantes, de la civilización y la moda. ¿Navaja o Tijera? Es una invitación a explorar y preservar la peluquería como una vigente tradición cultural, de cuyas sugerentes salas surge, siempre redefinido, enigma: aquello que vemos a diario cuando nos detenemos frente a un espejo. A las personas, los espacios y los objetos que dejamos de contemplar, quizá porque a diario los tenemos, si se puede decir así, a la vista. Lo más cercano resulta, muchas veces, lo más lejano. lo insólito, lo maravilloso están allí, sin que los percibamos. Un buen día, sin embargo, las cosas más cotidianas se presentan bajo otra luz. Sonríen. ¿Qué cambió? ¿Ellas o nosotros? un día de tanto verte te vi es un llamado para voltear a ver -y a vernos.