“Huaxilán” es un hecho teatral –“impolítico, al viso” –
dividido en tres farsas cuya sustancia corroe sólo por la referencia a ciertos
acontecimientos aún visibles para gran parte de nuestro paisanaje. De ahí que frente a la prerrogativa de
concatenar algún evento reciente con algunos de “aquellos tiempos”, no hubiese
más opción para Tovar que el divertimento.
Al fin fiesta luminosa, acorde con la embriaguez que más nos gusta, o de
la cual no tenemos escapatoria, nuestro devenir se plantea como una curva
irremediable hacia lo que tal vez sea nuestro origen: un colorido que tiende a
emborronarse, y una risa, nacida del llanto, que se postula –ya como distintivo
patriótico– en eterna carcajada sentimental.Daniel Sada