Alfonso Reyes dijo de Goethe que si pecó por algo fue por querer aplicarlo todo al alcance de los sentidos, negándose a la mano oscura de la matemática o a las abstracciones filosóficas, y agregó: "nunca quiso pensar en el pensamiento, sino sólo en las cosas". Con su jugosa exposición, Alfonso Reyes nos pinta la existencia, obra y contorno del genio creador de Fausto.
Ricardo Yáñez (Guadalajara, Jal., 1948) es descrito por José Homero en la presentación de este libro como un poeta polifacético cuyos personajes, "el niño, el nostálgico de la errancia mística entre franciscana y zen, el obsesionado con el grado cero de la escritura, construyen una personalidad empeñada en descubrir el mundo aunque para ello deba abandonar toda forma de cuerpo, incluyendo la escritura". La obra de Yáñez es reconocida no sólo por su capacidad para crear estructuras novedosas y su afán de jugar con múltiples voces, sino también porque siempre está en busca de un interlocutor, alguien con quien compartir su versión de lo real, incluyendo la descripción constante de la divinidad a través del desnudo, el transcurso del tiempo, la mujer y su propia soledad.
Además de Divertimiento (1971) y Escritura sumaria (1977), libros que aparecen incluidos en esta segunda edición de Ni lo que digas (1985), Ricardo Yáñez ha publicado Dejar de ser (1995). Actualmente forma parte del Sistema Nacional de Creadores de Arte.