Sinopsis
Un vado es donde el río pierde hondura y es posible cruzarlo; pero en la lengua vernácula, "vado" también es "vaho, hálito". Ambos sentidos confluyen en este libro. La música y el arrebato que hay en la corriente son el tránsito y la entrada a otro orden, a otra profundidad. No importa de dónde venimos o a dónde vamos, importa estar allí: "Sólo los ríos/ se bañan siempre/ en el mismo río", sólo los ríos, no la persona. La defensa radical del individuo y su experiencia asombrosa es parte sustancial de estos poemas, pero su sustancia es la notación que se sostiene con palabras esenciales imantadas por la gracia de la voz: pájaro, flor, luz, agua, noche, dolor, amor, son algunas señas concentradas. Cantar y oír se tornan en el modo depurado del ser: darse como testimonio musical del mundo, justo en medio y en el paso de la corriente.
El uso de las formas tradicionales brinda a la obra de Yáñez una suerte de excentricidad paradójica; tras el artesonado, los acentos y la rima, hay el guiño y un compás en que se reconocen tanto la energía como el cuerpo del habla popular y anónima que, como pensaba Alfonso Reyes, son quienes otorgan vida y profusión a las palabras.
Cada libro de Ricardo Yáñez es una estación, una parada en que el poeta renueva su compromiso con la vida. Vado no es la excepción. Sus poemas y canciones nos llevan hacia la intemperie luminosa del idioma a través de los oscuros resplandores de la existencia, incluso con sentido del humor y gozo, porque en cada palabra tenemos un recordatorio: "En una fuente/ que yo bien sé/ bebo la vida/ que viviré".
Ricardo Yáñez nació en Guadalajara, Jalisco, en 1948, estudió letras y se ha dedicado principalmente al periodismo y la enseñanza. Ni lo que digo, Dejar de ser, Antes del habla, Prosaísmos, Antes del habla, Si la llama, Estrella oída y El alfabeto en la neblina son títulos de algunos de sus libros. Antologías editadas en México, Estados Unidos, Canadá y España han recogido muestras de su obra. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Creadores.