El diablo en el ojo, séptima novela en la cronología bibliográfica de Jesús Gardea (Ciudad Delicias, Chihuahua, 1939-2000) se trata de una de las piezas mejor logradas y menos conocidas del narrados chihuahuense y representa en cierta forma el gozne que articula la particular radicalización del concepto literario del autor de Los viernes de Lautano. La rica sintaxis se resuelve en una situación de sequedad, de fraseo esencial en la concepción y transmisión de una historia. Con más acción inmediata que otras de sus novelas El diablo en el ojo hace visible el porqué de la necesidad de contención en la prosa de este autor: no se pueden desperdiciar las palabras como no se puede hacerlo con el agua en medio del desierto, en donde una gota es un lujo, como en estas páginas un adjetivo también lo es. Y a la vez esa exigencia estilística hace que cada párrafo de la novela sea una fiesta del lenguaje. Abundando en su Placer imaginario - tan distante y tan cercano de su Delicias natal - Gardea prosigue con su construcción de una épica interiorizada.