“En la poesía de Dionicio Morales –dice José Francisco Conde
Ortega, en la presentación a este volumen, que reúne por primera vez “Retrato a
lápiz”, “Dádivas” y “Las estaciones rotas” – existe una suerte de aspiración
metafísica. Cada objeto es nombrado no
solamente por el contorno que limita su espacio físico, sino también, y
especialmente, por su capacidad de conmover, de herir la susceptibilidad del
lector. Por eso la mirada del poeta […]
sabe observar y compartir sus hallazgos; pero su mirada va más allá. Por eso el territorio de lo nombrable
adquiere transparencias y opacidades; aspiraciones y ensueños: tiempo y memoria
y luz […] su atenta mirada es una suerte de resguardo ante la sombra del
olvido. Ciertos poemas suponen la
imperiosa necesidad de luz y de espacio físico; de sol y de permanencia. Morales tiene la dolorida conciencia de que,
al mirarse en el único espejo disponible –el tiempo, la certidumbre del olvido–,
el poeta aventura su última oportunidad con el poema. Por eso su obra, llena de luz y de
posibilidades de nombrar, materializada en la agudeza de una mirada absorta y
agradecida es, también, la dolorosa certidumbre de que el tiempo es invencible.”Dionicio Morales (Cunduacán, Tabasco, 1943) estudió Letras
Hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Además de poeta es crítico literario y de
arte, ensayista y periodista cultural.
Fue jefe de redacción de la revista “Pájaro Cascabel”. En 2003 su libro “Las estaciones rotas”
mereció el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer. Ha publicado más de media docena de títulos
de poesía y artículos y poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés y
coreano.