Elemento indispensable en la formación de toda persona culta sigue siendo hoy el conocimiento de las letras clásicas. El autor traza aquà un panorama de la literatura latina sin omitir nada esencial y dando una clara idea de las figuras y corrientes.
En La morada en el tiempo, Esther Seligson hila un espléndido entramado de arquetipos históricos, de génesis, de divinidad y de atmósferas voluptuosas: "Y vio el mesajero cuánto se gozaban ambos, la mujer y el discípulo, uno en el otro, embriagados, sobre el lino cárdeno que ya había extendido en el suelo. Esa misma madrugada, él tomó el vestido, lo llevó al templo y cubrió la efigie de la serpiente Nejustán, la que Moisés forjara en el desierto. Y oró y vio. Cuando la estrella de la mañana se levantó, el fuego lamía ya los pies de la montaña, y las estelas, entalladuras y altares se reducían a ceniza".La morada en el tiempo es una valiente travesía entre el mundo eterno y el mundo efímero.