Estas memorias son entrañables, amenas, deliciosas. Su autor las compuso al ritmo de sus soliloquios y sus diálogos, entre la maraña de los viajes, las conversaciones y los destinos que había que apurar en, a veces, desesperadas situaciones como arquitecto, esposo, amigo, cazador, en fin, como hombre de suertes y simpatías, de alegrías y sorpresas, de inquietudes y curiosidades. Todo esto, concretado en una escritura fragmentaria, o episódica, que ha dado como resultado páginas espléndidas, capaces de mostrar que lo sencillo no es necesariamente algo simple. Agraciadas y con un hondo sentido de la vida, incorporan la imagen de las huellas en su título haciéndonos recordar esa imaginaria superficie del pasado que nos perteneciera alguna vez. Siguiendo mis huellas ofrece una visión del México de la segunda mitad del siglo XX así como los rostros de sus sucesivas transformaciones. Estas memorias se amoldan al ritmo de una narración ágil y directa, de tonos coloquiales y expresivos. Con sensitiva justicia dice el escritor Hugo Hiriart: "Toda vida es fascinante, pasen, pasen ustedes. La visita al arquitecto Alejandro Caso y a su vasta memoria les producirá sin duda una perdurable, aleccionadora y gratísima memoria a ustedes".
Libros relacionados
Indómita. Cartas a Noruega sobre la Revolución mexicana