En su obra Ni visible, ni palpable (El Ala del
Tigre, núm. 01) explora, paradójicamente,
la tensión y la complicidad que existe entre
lo que no es visible, ni palpable y la materialidad
del cuerpo. Paisaje, receptáculo,
madeja de sentidos, materia que crece
entre otras formas de vida: aquí, con elegancia
y agudeza por igual, el cuerpo se
vuelve tanto objeto de contemplación
como su propia porosidad perceptiva.