Ensayos de homenaje en el primer centenario del nacimiento del filósofo español, que abordan diversos aspectos de la obra de Ortega. Los cuatro trabajos dibujan con rigor algunos de los horizontes centrales del quehacer filosófico hispánico en el mundo actual.
El mundo lo usa como termómetro; el tiempo, como pedernal donde grabar su paso sin contemplaciones. Él mismo se manifiesta con voces o gritos; con danza o con temblor. Preso de un minimalismo implacable, se mofa de la pretendida coreografía clásica, despertando la risa o la compasión. Mirado a través de luz estelar es vacío, metáfora del hoyo oscuro donde todo confluye y muere.