Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Tachada de inmoral y escandalosa en su día por tratar la sexualidad y el deseo femeninos desde un punto de vista demasiado natural y desinhibido para la época, El amante de lady Chatterley es, con toda justicia, la novela más célebre y celebrada de D. H. Lawrence. El paso del tiempo y las conquistas sociales han aligerado al libro del fardo de su supuesta polémica, pero no han eclipsado ni un ápice el brillo de su belleza.
Constance Chatterley, hija de intelectuales con ideales socialistas y educada en un entorno artístico, contrae matrimonio con Clifford, un joven de clase alta que se encuentra luchando en el frente, aprovechando unos días que éste tiene de permiso. Poco tiempo después, sir Clifford, que ha heredado la casa y el negocio familiares, regresa al hogar parapléjico. Este hecho, que con los años no hará sino exacerbar el carácter ya de por sí frío y cerebral de Clifford, será el detonante para que Constance, rompiendo todas las barreras de clase, mantenga un idilio carnal con el guardabosque de sus tierras, Oliver Mellors. La pasión entre ambos no será únicamente una válvula de escape de todas sus frustraciones vitales, sino también un reino afortunado al margen de todo, especialmente de las diferencias de clase y
de otras injusticias, entre las cuales, sin ir más lejos, habría que contar el históricamente ignorado derecho de la mujer al placer.
El atlas de anatomía del amor creado por Romana Romanyshyn y Andriy Lesiv plasma de manera magistral todo el salvajismo y la delicadeza de una obra inolvidable.