En 1797 aaprecio en Holanda La nueva Justine o las desgracias de la virtud, seguida de la historia de Juliette, su hermana, Escrita por Donatien Alphonse Frocoise de Sade, esta monumental obra horrorizo al mundo como ninguna otra historia de la literatrura.
De todos los sentidos el único privilegiado es la vista, capaz de apresar la realidad tanto conceptual como su imagen.
Acorde con la citada jerarquía otorgada por María Zambrano a la pintura como manifestación artística a todas luces excepcional, que mejor sitio que techumbres, bóvedas y cúpulas para aunar dos trascendencias: metafísica y pintura: teología y su explicación plástica.
De tal manera que estas construcciones sagradas se conviertan como se pensó en el arte romántico en el nexo efectivo, tránsito entre la tierra y el cielo.