El habitante u oficinista promedio de un edificio con elevador viaja seis veces por día, 30 veces por semana, 1,500 veces por año. A casi un siglo y medio de que se instaló el primer sistema de "transporte vertical de corto alcance" en la ciudad de México, un viaje en elevador no es, par ala mayoría de usuarios, más que un incómodo paréntesis en el día. Nuestro objetivo: llegar es decir, salir cuanto antes y olvidarlo de inmediato, como al trago de una medicina amarga. Sin embargo, mucho sucede en el transcurso de esas cincuenta horas al año que pasamos en la íntima compañía de desconocidos con los cuales compartimos más que el objetivo de llegar...