Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Sobre el escenario, a lo largo de casi siete décadas, ha sido Pablo Neruda, amigo de un cartero enamorado; o un cruel y odiado Tirano Banderas. Se ha arrancado los ojos interpretando a Edipo y se ha puesto en la piel de un indio de nombre Macario. Ha ayudado a la Celestina, luchando contra Drácula y estado en pugna con otros once hombres por defender a un acusado... Espectadora privilegiada de estas transformaciones, Susana López Aranda fue entrevistando a su padre durante varios años y recopiló material inédito de sus archivos personales para entregarnos esta radiografía de los hechos escénicos que el espectador rara vez atestigua.