Durante el siglo XIX, después de la independencia de México, la dramaturgia nacional conoció una importante escuela de drama romántico cuyo tema principal era el mundo prehispánico. El propósito de transmitir a través del teatro ideas nacionalistas; la negación de todo lo que fue la Colonia, considerada como estorbo para el desarrollo futuro de México; el tono romántico de la época y el trauma de la Conquista, fueron decisivos tanto para la elección de los héroes como para responder al gusto del público. Los acontecimientos inmediatos después de la Conquista y la resistencia heroica de los aztecas fueron una fuente perfecta para la inspiración del dramaturgo en un siglo de invasiones y luchas internas.