Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Durante los últimos veinticinco años un buen número de poetas, narradores, dramaturgos y ensayistas han enriquecido y transformado nuestra tradición literaria. Se trata de escritores originales y activos, cuyas obras -parte fundamental del panorama de las letras mexicanas- merecen ser mucho mejor leídas y conocidas. La colección La Centena, en sus vertientes de narrativa, poesía, teatro y ensayo está dedicada a recuperar esas obras significativas y a valorar a sus autores.El historiador y ensayista literario Christopher Domínguez (1962) ha realizado una fructífera labor en la atractiva combinación de interes que traza puentes entre la literatura universal y la mexicana. En Toda suerte de libros paganos rinde tributo a un emocionalmente cada vez más cercano siglo XIX, analizando por igual la obra de un narrador francés que de un español, un ruso o un portugués, y se abre al pasado siglo XX en la figura y la obra de Rachilde, en un ejercicio de continuidad y contraposición digno de la tradición de la ruptura enunciada por Octavio Paz. El autor de William Pescador y Tiros en el concierto nos entrega en Toda suerte de libros paganos un ejemplo del lúcido ejercicio de la imaginación al servicio de la crítica.