El costillar de Caín: un recorrido delirante por los pueblos del habla. ¿Qué entra en sus pulsos? El albur y la majadería machista, el letrero de doble sentido y la truculencia sexista, el graffiti soez y la rocola ecléctica, el exabrupto homofóbico, los gestos tiránicos del caporal y el engreimiento del padrote de burdel, el corrido y su dulzumbre octosilábica, la tonadilla ranchera y el gemido callejero ante el apañe, todo ello amalgamado o anulado por un casto propósito dramático cuyos soportes simbólicos se expresan mediante desafíos y jugarretas culturales muy difíciles de descifrar y hacer propios: "Herpes el aquí en el cual por mi vecino soy antípoda/ en el corazón de la cábula"Mario Raúl Guzmán