El autor sostiene que la economÃa y la literatura tienen puntos de contacto y para demostrarlo aborda los siguientes temas: el origen histórico de la filosofÃa y del dinero acuñado, asà como la postulación bivalente que afirma que las palabras señalan cosas concretas y que el dinero implica la posibilidad de obtener bienes si aceptamos que la literatura es valorable.
Al asumir plenamente su condición de memoranda, de hiedra íntima amorosa. Dogal de sombras lleva, dócil y tenso, una suerte de apunte de bitácora. Dibuja sus años sigilosos, así como invocaciones y plegarias, con la intención de no cargar espectros que le tuerzan el camino. Al conjuro de "no volverán", suceden, con plenitud de oficio, hoja por hoja y árbol por árbol, las voces terrestres que los espejos silencian. Así, el autor predica en reflexión el dogal de su memoria; exacta y personal. La voz del poeta se afirma y no desdeña: rectifica y mejora. Mientras se pregunta: "¿Qué rumbo tomó?, quién la vio pasar mientras pensaba", sus lectores sabemos que la tenía puesta consigo, como arena o como polvo, ya sea por viento o, en mejor vocablo, ventolera, de luna en luna, estas imágenes le acompañaban: ventanal en travesía.