Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
Trescientos años después de Cristo, Genesio (Ginés) hacía parodias callejeras del bautismo junto con sus cómicos romanos. Cierto día recibe una iluminación divina que lo orilla a cambiar su conducta. Tras enfrentar diversas pruebas, encuentros consigo mismo y tentaciones semejantes a las de Jesús, Genesio se convierte y utiliza las representaciones teatrales para catequizar y fortalecer a los cristianos perseguidos. Lo atrapan las fuerzas del emperador Diocleciano, quienes lo torturan y, finalmente, asesinan. Desde entonces Genesio lleva el título de Santo Patrono de los Actores. En esta obra los personajes reales y místicos, históricos e imaginarios se entremezclan. Genesio, de cómico a santo fue seleccionada en el Concorso Internazionale di Dramaturgia Religiosa del Vaticano, Jubileo 2000, como un documento significativo de drama contemporáneo inspirado en el cristianismo.