Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
En Así la voz el lector se encuentra con el entramado doble de una aventura que trenza, por una parte, el nacimiento de la voz y el descubrimiento de su carácter primigenio y, por otra, nuestro tránsito por el amor y un mundo a veces pleno, a veces desolado. De este modo, se traza un círculo en que se inscriben tanto la vida del hombre como la escritura que utiliza para hablar de ella. Ésta no se limita al grafismo, sino que conserva una lengua espiritual emparentada con la naturaleza y lo elemental, capaz de reconocerse como cuerpo: su peso y contorno de animal agitan las ramas del silencio.La voz permite la revelación en medio del vacío; invisible, en su trayecto cobra tactilidad y, sujeta por las emociones que nos cimbran, funciona como caja de resonancia. Ilumina y transparenta, pero también desnuda hasta el tuétano la materia que incuba su propia vida y muerte. Sus desdoblamientos producen asombro; al incorporarse como animal metafísico, es una forma de conocimiento. Hace un registro del mundo, que admite como parte de una existencia: construye límites entre el uno y el otro, o los reúne. Celebración y asunción, articula persona con el espacio y la naturaleza con la memoria.Francisco Torres Córdova (ciudad de México, 1956) estudió lengua y literatura hispánicas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Ha traducido al español diversas obras del poeta griego Odysseas Elytis. Es autor de los libros de poesía La ranura del ojo (1981) y La flauta en el desierto (1994), así como del ensayo La alcoba y el prado (1981), sobre Ramón López Velarde.