Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La zapatería del terror contiene cuatro historias que podrían hacer sido filmadas en blanco y negro, ya sea por directores desequilibrados o expresionistas, o por Luis Buñuel, a quien está dedicada la ficción que da título al libro, y que es una de las más bellas piezas de Miret. El relato no es sólo un buen argumento, sino una burla a Kafka, si esto es posible. Cuenta la historia del dueño de una zapatería, a quien se le ocurre ir a la oficina de gobierno correspondiente a solicitar un permiso para abrir su negocio el día del desfile militar y patriótico. La zapatería abierta provoca en el servicio de inteligencia y en los jefes castrenses la sospecha de que desde allí se perpetrará un atentado terrorista. Aunque el final de la historia hace pensar en una enigmática parábola, nada está más lejos de Miret que la búsqueda del símbolo, la verdad revelada, la Epifanía.