Roland Barthes se propone descubrir una estructura en la existencia de Jules Michelet, es decir, desenmarañar la red de las obsesiones del historiador clásico francés, autor de obras ahora imprescindibles como Historia de Francia, La bruja, El pueblo, El insecto, entre muchas otras.En esa red de obsesiones de Michelet han quedado atrapados temas esenciales del devenir humano y del pensamiento, como la mujer, el sexo y el amor; la justicia, el pueblo y la revolución; la muerte y el sueño; la religión y la sangre, etcétera, pero dichos temas no son asumidos en forma abstracta por el historiador y su crítico, sino como florecimientos o pasiones en la vida y en la historia. Roland Barthes ha tejido también una red en esta obra y los fragmentos que recoge de Michelet logran componer de manera cabal el verdadero rostro del historiador.El riguroso método de Barthes hace de Michelet una auténtica creación que nos lleva apasionadamente al conocimiento profundo, en este caso de las ideas fijas que se apoderaron del espíritu de un gran historiador.
La especie que nos une se conforma por ocho cuentos cuya preocupación central es la literatura o, más precisamente, el proceso creativo. En la tradición de autores como Juan José Saer, Ricardo Piglia y Macedonio Fernández, Alfredo Léal recrea un mundo de encuentros y desencuentros que es al mismo tiempo una reflexión alrededor del arte, pero una reflexión siempre matizada por la irrupción súbita de la vida de todos los días, que reta las disertaciones y los aires intelectuales de sus personajes.Se trata de una propuesta literaria en la que el relato flexibiliza sus fronteras y admite formas ensayísticas para favorecer la reflexión y así poner de manifiesto una voluntad crítica tras el impulso de una narrativa contundente.